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¿Sientes un intenso dolor en el codo? ¿Movimientos como girar una llave o cerrar una puerta te están produciendo malestar en el brazo? ¡Atención! No lo dejes pasar, porque podrías estar sufriendo un episodio de epicondilitis, también conocida como, codo de tenista. La epicondilitis es una afectación de la inserción de origen de los tendones extensores de nuestra mano. Esta inserción está situada en la cara externa del codo, por lo que, si la padecemos, sentimos una gran molestia en esta zona. ¿Quieres conocer sus síntomas, causas y tratamiento? ¡Pues sigue leyendo!
Síntomas de epicondilitis
Existen ciertos síntomas que pueden alertar sobre la aparición del codo de tenista. Coge papel y boli, porque puedes estar experimentando algunos de estos indicadores:
- Dolor e impotencia al extender la muñeca y hacer supinación del antebrazo.
- Molestia y dolor en la parte externa del codo.
- Dolor al palpar la zona del epicóndilo.
- Dolor al realizar actividades cotidianas, como levantar una taza de café. En el caso de jugadores de tenis o pádel, la epicondilitis comienza a manifestarse al hacer movimientos de revés.
- Dolores que no remiten ni con reposo, ni frío, ni antiinflamatorios.
¿Por qué aparece el codo de tenista?
Las causas más frecuentes de su aparición son:
- Movimiento repetitivo de extensión y supinación del antebrazo, que se pueden dar tanto en actividades.
- Movimientos repetitivos durante más de 2 horas por día.
- Períodos prolongados de mantenimiento de brazos elevados.
- Movimientos de impacto o sacudidas, supinación y pronación repetidas del brazo contra resistencia, así como movimientos de flexo-extensión forzados de la muñeca.
- Utilización de una postura o técnica errónea al realizar una actividad, lo que acaba sobrecargando un determinado grupo muscular.
- La utilización de un equipamiento inapropiado para realizar un deporte o una actividad laboral.
En menor medida, también existe un patología denominada codo de golfista. Esta afección consiste en un dolor en la cara interna del codo que se extiende por el antebrazo, justo en la zona contraria al codo de tenista. Se debe a la flexión equivocada en la muñeca en deportes como el golf, en el lanzamiento de pelotas o en diferentes actividades laborales. Sin embargo, como hemos comentado al principio, es menos frecuente que la epicondilitis lateral (codo de tenista).
Factores de riesgo de epicondilitis
Entre los factores que incrementan la vulnerabilidad para sufrir una epicondilitis se encuentran:
- Movimientos repetitivos durante al menos dos horas diarias y una actividad vigorosa.
- Edad: personas mayores de 40 años, con un pico de incidencia entre los 40 y 50 años.
- Obesidad.
- Tabaquismo.
- Desequilibrio muscular o flexibilidad articular.
¿Se puede prevenir la epicondilitis?
La epicondilitis puede prevenirse cuidando la higiene postural el máximo tiempo que sea posible. Es primordial que, tanto durante la práctica deportiva como la práctica laboral, realices los movimientos adecuados y no sometas a tus músculos a tensiones excesivas. Del mismo modo, al terminar la actividad que estés realizado, es preciso que descanses el codo y que este se relaje para recuperar la energía necesaria.
Otra manera de prevenir la epicondilitis es realizar una serie de ejercicios de propiocepción (aquellos que tienen que ver con la posición, el equilibrio y sus cambios).
Algunos de estos ejercicios son:
- Empuñadura simple. Con la espalda recta apoyada en el respaldo de una silla, alza tus brazos con el codo recto y junta las manos delante del cuerpo a la altura del pecho. Aprieta el puño cerrado con fuerza durante 5-7 segundos, y después, relájalo durante el mismo tiempo.
- Estiramiento epicondíleos. Empuja el dorso de la mano hacia abajo para aumentar al máximo la flexión hasta notar una sensación de tirantez o tensión. Mantén esta posición durante 30 segundos.
- Flexión de muñeca con pesa. Flexiona la muñeca, llevando la mano hacia arriba, tanto como te permita. Déjala en esta posición durante 5-7 segundos y después vuelve a la inicial. En Valentia Medical, disponemos de pesas homologadas para realizar este ejercicio de forma efectiva.
- Extensión de muñeca con pesa. Extiende la muñeca, llevando la mano hacia arriba, tanto como puedas. Mantén 5-7 segundos y retorna a la posición inicial.
- Pronación con pesa. Rota el antebrazo y la mano hacia abajo. Al llegar al final del movimiento, mantén la posición 5-7 segundos, y vuelve a la posición original.
¡Pero atención! Otra alternativa es utilizar una codera para epicondilitis.
Existen dos tipos de órtesis para tratar la epicondilitis: las cinchas y las coderas.
Ambas ejercen una presión sobre el tendón afectado, que hace que las fibras del mismo se relajen y no reciban tanta fuerza del músculo, por lo que se acelera el proceso de recuperación.
- La codera para epicondilitis es una órtesis de miembro superior que se encarga de hacer una función de contrafuerza para aliviar la sobrecarga en el codo. Este modelo tiene una almohadilla viscoelástica que ayuda a una mejor presión. Además, incluye una cinta de regulación para que tú puedas controlar el nivel de presión que deseas.
- La cincha para epicondilitis también es una órtesis de miembro superior, que protege la fascia muscular y evita la progresión de la lesión. Gracias a su tejido térmico, aporta calor terapéutico para mejorar la circulación sanguínea. En este caso, la regulación se realiza mediante un velcro ajustable.
En función del tipo de regulación que busques, deberás escoger una u otra.
Tratamiento para la epicondilitis
El tratamiento para una lesión de estas características dependerá de la gravedad de la lesión. En un primer momento, una figura médica profesional te recomendará:
- Antiinflamatorios por vía oral o tópica.
- Un descanso del codo, remitiendo las actividades que provoquen el dolor, así como la intensidad del ejercicio y tiempo.
- Masajes fisioterapéuticos y aplicación de calor, así como diferentes ejercicios y técnicas.
En los casos más extremos y reticentes al tratamiento, existe la artroscopia de codo. Esta es una cirugía muy poco invasiva en la articulación del paciente. Sin embargo, es recomendable seguir después con un proceso de rehabilitación y un plan de acción para evitar caer en lesiones reincidentes.
Ahora ya conoces todo acerca de la epicondilitis y cómo tratarla. Una codera para epicondilitis, siempre será una opción muy práctica y cómoda para prevenir esta lesión, sin tener que llegar a una intervención quirúrgica. ¡Esperamos que toda esta información te haya sido de utilidad!
Si tienes otra patología en el codo, puedes echar un vistazo a nuestro catálogo de coderas ortopédicas, tenemos una gran variedad de órtesis de miembro superior a tu disposición: hombreras, cabestrillos y muñequeras.
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